10/7/09

Editorial

Saben ustedes que este es un programa de discusión sobre una nueva ley de radiodifusión. Sin embargo, a título de lo que hemos recibido informativamente en estos últimos días casi con exclusividad, quisiera decir dos o tres cosas sobre la llamada Gripe A, Influenza A, Gripe porcina o virus H1N1.
“En el país la gripe A sigue acechando”, dice un cartel fijo en Crónica TV desde hace varios días, mientras los presentadores presentan noticias sobre gripe A o cualquier otra cosa. Más allá de que los virus no pueden acechar a nadie porque no son personas y por lo tanto no podemos hacerlos portadores de voluntad, lo que se necesita para justificar el verbo acechar, creo que lo de Crónica no hace más que reflejar algo brutalmente lo que la mayoría de los grandes medios porteños viene haciendo con este y otros temas que conforman lo que se da en llamar la actualidad. Es decir, meter miedo.
Meten miedo con la inseguridad; meten miedo con los jóvenes, que no son casi nunca noticia si no están relacionados con la droga, el alcohol o la muerte; meten miedo con la economía; en fin, y por supuesto, con las enfermedades.
¿Por qué? Bueno, no tiene una sola causa, entiendo. La prensa sensacionalista surgió antes que la prensa seria y no al revés, como mucha gente cree. Desde su nacimiento, la prensa tiene relación con la búsqueda del escándalo, pero, claro, en el país que supimos conseguir en los 90, de economía salvaje en la que -vale reiterarlo- los medios intervienen como empresas privadas que son, la relación con el escándalo parece haberse convertido en la razón de la construcción de muchas de sus agendas de temas. Esa puede ser una de las razones, pero no la única. Históricamente, en los grandes medios no se critica a los laboratorios farmacéuticos, mucho menos se los investiga. ¿Por qué será? Bueno, basta ver la pauta publicitaria de muchos programas para tener una idea. Eso incluye al autodenominado “periodismo independiente”, claro. Pero, además, en el mapa de propiedad de los medios que supimos conseguir, del cual los propios funcionarios del Gobierno reconocen que en muchos casos no pueden saber quién es dueño de qué canal, de qué radio o de qué diario, los intereses cruzados pueden dar pistas interesantísimas. Pregunta: ¿Para cuándo una buena investigación de Telenoche sobre el tema?
Hay otras cosas. Saben ustedes que con el desarrollo de Internet y la aparición de los llamados blogs, los periodistas y todo el mundo tiene nuevas herramientas para acceder a información que antes no se publicaba. Sencillamente porque ahora cualquiera puede escribir lo que quiera sobre un tema y publicarlo. Obviamente, como toda herramienta, su uso tiene sus pro y sus contra. Lo bueno es lo que decíamos, lo malo es que hay que hacer grandes esfuerzos para lograr un mínimo de certezas sobre la veracidad de lo que se lee o lo que se ve.
Bueno, les cuento algo de lo que se dice.
Un señor Donald Rumsfeld, al que muchos ya conocemos porque ha formado parte de todos los gobiernos republicanos en EEUU desde hace cuarenta años, y últimamente ha sido uno de los principales impulsores de la invasión a Irak, es el accionista más importante de Gilead Sciences, la empresa que tiene la patente del famoso Tamiflú, que comercializa el laboratorio Roche, para la Gripe A. Bueno, este señor, como buen integrante de la elite dirigente norteamericana estuvo siempre ocupando altos cargos en las áreas de Defensa. Lo que, entre otras cosas, le permitió manejar los laboratorios de investigación sobre guerra bacteriológica. Y no hace falta explicarle a ningún argentino los interesantes negocios privados que se pueden hacer cuando uno es funcionario del Estado. Concretamente, lo que se dice es que estos tipos, es decir, Donald y sus amigos, están haciendo un negoción con la venta del remedio a partir de la paranoia creada con la difusión irresponsable de cualquier cosa sobre un virus, que no tiene, ni de lejos, la peligrosidad de otros que son un flagelo desde hace ya mucho tiempo en muchas partes del planeta. Pero, como nosotros desde nuestro humilde lugar no estamos en condiciones de afirmar ni descartar estas cosas, nos preguntamos, ¿Por qué en los grandes medios porteños no se habla de esto? Digo, para confirmarlo o desmentirlo como una reverenda tontería, si es que lo es. Mientras tanto, lo que vemos todos los días es una sucesión interminable de médicos que hablan técnicamente sobre el virus y dicen lo que ya casi todos saben, pero que a nadie a esta altura le interesa demasiado. Sencillamente porque la paranoia ya está instalada.
Quiero aclarar algo: respeto la palabra de los médicos, pero creo que hay que tener en cuenta una cosa. Los médicos están para curar y para investigar, si es que se dedican a la investigación. La divulgación científica es también una importante rama de la ciencia. Pero un médico hablando por televisión es otra cosa. Sencillamente porque lo que un médico dice en el consultorio puede tener un efecto, pero lo que dice frente a una cámara, mientras lo escuchan millones de personas, puede tener otro totalmente contrario. Ese interlocutor, el que está del otro lado de la cámara, no es un paciente; es lo que técnicamente se denomina público; es decir, para decirlo rápidamente, una multitud que atiende a un emisor pero que no tiene mayor contacto entre sí. Lo cual hace que, en muchos casos, los sanos consejos del doctor, no hagan otra cosa que aumentar la paranoia masiva.
Esto no significa que la cuestión sea un trabajo de comunicólogos. Lo que menos se pretende aquí es una defensa corporativa de nadie. El tema es esencialmente político. No de partidos políticos, pero sí de política de Estado. Y aquí es donde una vez más el Estado y sus funcionarios parecieran no poder ser otra cosa que el eco de la paranoia que siembran los grandes medios.
El doctor Juan Carlos David, ex director de Protección y Promoción de la Salud de la provincia de Santa Fe, publicó en el diario Uno de la vecina capital una de las pocas líneas rescatables en relación al tema. En mi opinión, la única que hace una interpretación política y no meramente técnica de la llamada pandemia. Decía el doctor David, entre otras cosas: “dadas las características de este virus, me permito decir que cualquier persona sana, con una alimentación correcta y con hábitos normales es imposible que este virus pueda matarlo”. Y agregaba que “en este momento, ir contando el número de casos como los goles de Maradona está sembrando un nivel de histeria que se ve en los consultorios y hospitales”.
Insisto, una de las pocas cosas sensatas que leí o escuché sobre el tema. Y quiero hacer otra consideración: las pocas que vi, leí, o escuché, salieron en medios locales.
Lo que anda circulando por las narices de la gente que estornuda es gripe, ni más ni menos. Es una gripe nueva, un poco más contagiosa y para la que no se conoce aún la vacuna. Pero es eso: gripe. ¿Usted nunca tuvo una gripe? Bueno, igual a esto. Fiebre, dolor muscular, etc. Eso.
Hay muertos, dirá usted. Sí, hay muertos. Como los hay también con la gripe común y no han sido nunca una noticia. La gran mayoría son personas que estaban en malas condiciones inmunológicas y pueden morirse, por ello, de gripe o de cualquier otra cosa que ande dando vueltas. Cualquiera que tiene la desgracia de padecer esa situación lo sabe.
Lo que me pregunto es, una vez que todo esto pase: ¿alguien se hará cargo de este papelón? Insisto, este es un programa que propone cada viernes discutir una nueva ley de medios. De eso hemos hablado aquí. Porque la Gripe A no sigue acechando, pero muchos medios siguen mintiendo. Bienvenido.